Transportar cargas peligrosas requiere alta especialización, prevención y responsabilidad, tanto de operadores logísticos, como de conductores, operarios, administrativos y todos quienes participan en esta compleja tarea. Sólo así se prevendrán accidentes que pueden dañar en forma severa a las personas y el medioambiente.
El transporte de carga es, en sí mismo, una actividad desafiante y de alto riesgo. Esto se debe a la necesidad permanente de cumplir horarios ajustados y de satisfacer a tiempo los requerimientos de mercado altamente competitivo.
Sin embargo, existe un área específica donde los riesgos se multiplican exponencialmente, llegando representar una amenaza cierta para las personas y el medio ambiente: el transporte de cargas peligrosas.
Así se ha comprobado en numerosos accidentes carreteros, fluviales, marítimos y aéreos, con resultado de muerte de conductores, tripulantes, pasajeros o espectadores inocentes. Pero que además han provocado gravísimos casos de contaminación ambiental (como derrame de combustible, fugas de gas o filtración de material radiactivo).
Por ello, transportar este tipo de productos o mercancías, implica una elevada responsabilidad, que requiere profunda planificación y consideración previa, tanto del generador de la carga como de las empresas de transporte y logística.
¿Qué son las cargas peligrosas?
Las cargas o mercancías peligrosas son todos aquellos bienes o productos que, por su naturaleza, representan alto riesgo para quienes las manipulan, así como también para el entorno donde deben circular y/o desplazarse. Sea terrestre, aéreo o marítimo.
Este peligro se debe a que un eventual derrame o mal uso puede producir daños de diversa consideración a las personas o al medio ambiente. Efecto que puede ser más o menos significativo, dependiendo de las características de los materiales transportados.
Para poder transportar estas cargas o mercancías, se debe aplicar una reglamentación estricta y muy específica, la cual tiene características diferentes de acuerdo con la naturaleza de cada material peligroso.
¿Cómo se regula el transporte de cargas peligrosas?
Dado el potencial impacto negativo que esta tarea puede generar en las personas y el medioambiente, la Organización de las Naciones Unidas, ONU, estableció una clasificación base que identifica y define los distintas tipos de cargas peligrosas.
Esta definición general hoy se usa como referencia para definir las respectivas regulaciones internas de cada país, homogenizando tanto la identificación del riesgo, como las respectivas medidas de prevención y mitigación de accidentes.
Las normativas correspondientes a la Legislación Internacional sobre Transporte de Mercancías peligrosas son las ADR (terrestre-carretero), ADN (fluvial-marítimo), IATA (aéreo) y RID (ferroviario).
¿Cuáles son los tipos de cargas peligrosas?
Las cargas o mercancías peligrosas pueden ser de distinto tipo como, por ejemplo, productos químicos, gases, mezclas de sustancias, desechos clínicos o, incluso, productos manufacturados (como las baterías de litio), entre otras múltiples alternativas.
Por ello, la ONU los divide en nueve clases diferentes, de acuerdo con su naturaleza química o física, cada una de las cuales se identifica, durante el transporte, con su respectiva etiqueta. Estas clases son las siguientes:
Clase 1: Materias y objetos explosivos
Son los que presentan riesgo de explosión, o de reacciones exotérmicas y químicas que se traduzcan en acumulación de gases y detonación. Los principales ejemplos son bombas, fuegos artificiales, detonadores o municiones.
Esta clase se divide en seis tipos distintos, según la reacción que producen los explosivos antes y después de activarse.
●1.1 Riesgo de Explosión Masiva
●1.2 Riesgo de proyección
●1.3 Riesgo de incendio y explosión leve, o de proyección leve
●1.4 Riesgo mínimo
●1.5 Agentes explosivos
●1.6 Artículos detonantes muy insensibles
Esta subdivisión permite fijar un rango de compatibilidad para precisar cuáles de estos elementos pueden, o no, transportarse juntos.
Clase 2: Gases
Estos materiales suelen transportarse a alta presión para reducir volumen y ahorrar espacio. Por ello, cualquier incidente o accidente en los recipientes contenedores (camiones, barcos o trenes), puede provocar una fuga de consecuencias fatales, tanto a nivel físico como químico (quemaduras, incendios o envenenamientos masivos). Los gases pueden ser de tres tipos:
●2.1 Gases inflamables, como metano (gas natural comprimido), butano y propano (gases licuados de petróleo).
●2.2 Gases no inflamables y no tóxicos, como helio
●2.3 Gases tóxicos, como el cloro.
Clase 3: Líquidos inflamables
Esta categoría incluye líquidos inflamables y explosivos líquidos con poca sensibilidad. Se pueden citar, por ejemplo, carburantes y combustibles (gasolinas y petróleo diésel), pinturas, barnices y aguarrás, entre otros.
Clase 4: Sólidos inflamables
Son sustancias que pueden experimentar combustión espontánea (como el polvo de trigo); o que, en contacto con el agua, desprenden gases inflamables. Se subdividen en tres tipos:
●4.1 Materias sólidas inflamables, materias autorreactivas y materias explosivas desensibilizadas sólidas.
●4.2 Materias que pueden experimentar inflamación espontánea, como carbón.●4.3 Materias que, en contacto con el agua, desprenden gases inflamables, como sodio y potasio.
Clase 5: Sustancias comburentes y peróxidos orgánicos
Los comburentes son compuestos químicos que pueden provocar o favorecer la combustión, tal como el oxígeno permite encender fuego. Los peróxidos orgánicos, en tanto, son compuestos que se utilizan para producir diferentes tipos de polímeros. Se subdividen, a su vez, en dos tipos:
●5.1 Sustancias que pueden provocar fuego al entrar en contacto con otras sustancias, como por ejemplo, nitrato de amonio.
●5.2 Derivados del peróxido de hidrógeno. Este material es extremadamente peligroso, por lo que existen limitaciones rigurosas respecto de la cantidad que puede cargarse en una unidad de transporte (camión, tren o barco).
Clase 6: Materias tóxicas e infecciosas
Las materias tóxicas, o “venenos químicos”, son las capaces de provocar envenenamiento severo cuando entran en contacto con el cuerpo. Ya sea por tragarlas, inhalarlas o absorberlas a través de la piel. Por ejemplo, alcohol metílico o metanol. Las materias infecciosas, en tanto, son todas aquellas que contengan patógenos bioinfecciosos. Por ejemplo muestras de laboratorio que contengan virus o bacterias.
Clase 7: Sustancias radioactivas
Son todas las materias o elementos que emiten radiación más allá de los límites permitidos por la regulación sanitaria. Esto se debe a que sus átomos son inestables y cambian de estructura, por lo que pueden provocar envenenamiento, alteraciones y mutaciones genéticas. Por ejemplo, uranio, plutonio, polonio y radio, entre otros.
Clase 8: Sustancias corrosivas
Son aquellas que pueden destruir o dañar irreversiblemente otra superficie o sustancia orgánica si entran en contacto con ellas. Provocan quemaduras y lesiones graves en tejidos vivos, pero también destruyen materiales muy resistentes, como el acero. Algunos ejemplos característicos son el ácido sulfúrico, el ácido clorhídrico, el ácido muriático y el amoníaco.
Clase 9: Sustancias de peligro diverso
Son aquellas cuyo nivel de peligro no se especifica en las demás clasificaciones. Sin embargo, entrañan otros riesgos asociados. Por ejemplo, adhesivos industriales, desechos médico-quirúrgicos, hielo seco y líquidos a temperaturas elevadas, como betún, entre otros.
8 cuidados necesarios para el transporte de cargas peligrosas
Esta gran cantidad de sustancias o mercancías peligrosas exigen un transporte extremadamente especializado, cuidadoso y responsable. Ello no sólo implica cumplir de manera rigurosa la legislación vigente, sino también maximizar las medidas necesarias para reducir los riesgos de accidentes y prevenir cualquier peligro para las personas o el ambiente.
Para ello, se necesita un adecuado sistema de listas de verificación que permita, por ejemplo, controlar el uso de contenedores apropiados, optimizar la gestión de temperatura, verificar la correcta separación de productos químicos, supervisar la experticia y capacitación del personal a cargo, así como verificar la vigencia de las licencias de conducir profesionales, por ejemplo.
Algunos de los principales puntos que se recomienda controlar, mediante una lista de verificación completa y actualizada, son los siguientes:
1. Separar adecuadamente los distintos materiales
Es esencial conocer y comprender tanto la naturaleza como el peligro de las cargas o mercancías transportadas, sea por camión, tren, avión o barco. Esto implica estar al tanto de todos los riesgos inherentes y cumplir las regulaciones vigentes.
Adicionalmente, es importante evitar que las clases incompatibles de mercancías peligrosas entren en contacto entre sí. Cualquier descuido podría provocar incendios, explosiones, derrames de líquidos corrosivos o liberación de vapores tóxicos.
Los productos peligrosos deben almacenarse en contenedores separados, con marcas y números de identificación específicos. Del mismo modo, se requiere, en algunos casos, de vehículos de transporte completamente distintos (por ejemplo, nunca se deben transportar líquidos corrosivos junto con sólidos inflamables o gases).
Además, al seleccionar el remolque o contenedor más apropiado, hay que asegurarse de que el producto esté embalado de forma segura y estable.
2. Conocer y controlar las temperaturas de almacenamiento
Algunos productos, como los peróxidos orgánicos, deben mantenerse por debajo de una temperatura determinada, para evitar combustiones. Por ende, hay que registrar la medida correspondiente a cada material, y controlarla permanentemente durante el transporte.
3. Conocer los respectivos puntos de inflamación
Es vital almacenar los productos inflamables por debajo del respectivo punto de inflamación, para así evitar explosiones e incendios.
Como no es una medida universal, el operador logístico debe asegurarse de que todos los miembros de su equipo (incluyendo choferes, tripulantes, cargadores y administrativos) conozcan los puntos de inflamación específicos de cada carga o mercancía peligrosa, antes de transportarla.
4. Contar con la documentación de transporte correcta
Es fundamental tener disponible y al días todos los documentos de transporte. Estos deben especificar la información requerida por las autoridades, incluyendo identificación y contacto del consignador; descripción de las mercancías peligrosas transportadas; y bitácora con las medidas de prevención de accidentes.
Además, se deben conocer las zonas de paso prohibidas, incluyendo rutas terrestres, fluviales y aéreas que no se pueden recorrer con cargas o mercancías peligrosas.
En nuestro país, esta actividad está regulada actualmente por el decreto supremo N° 298 (1994) y el decreto N° 40 (2022), ambos del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones.
5. Etiquetar correctamente cada producto
Es obligatorio etiquetar todas las cargas peligrosas de acuerdo con la clasificación de la ONU, mencionada anteriormente. Esto incluye vehículos de transporte, y contenedores primarios y secundarios utilizados.
6. Maximizar precauciones antes y durante el transporte
Hay que asegurarse de que la carga esté correctamente embalada y asegurada. Esto incluye, en el caso de camiones, garantizar que la amortiguación y los sistemas de cierre o sujeción sean los apropiados, para que la carga no se mueva, caiga o sufra fugas (según corresponda).
7. Descargar en forma adecuada
Hay que seguir al pie de la letra todos los protocolos de seguridad establecidos para el proceso de descarga. Esto implica despejar cualquier obstáculo y minimizar el tráfico, tanto de vehículos como de personas, en el área cercana (sea una bodega, un puerto o un terminal ferroviario o aéreo).
8. Capacitar al personal
Es vital perfeccionar constantemente las competencias y experticia de todas las personas involucradas en la cadena de transporte. Esto incluye conductores, pilotos, tripulantes de barcos y trenes, manipuladores de carga, empacadores, operadores de grúas o montacargas, funcionarios administrativos, revisores de mercancías y supervisores, entre otros.
Todos deben capacitarse adecuadamente en sus tareas específicas, como también en todos los demás procesos de la cadena, incluyendo las respectivas acciones necesarias para enfrentar un escenario de crisis o contingencia.
El valor del aporte tecnológico
Dada la extrema complejidad de esta tareas, se requieren controles permanentes muy estrictos, los cuales no deben estar completamente supeditados a la memoria humana. En tal sentido, la tecnología hoy es un aliado indispensable para diseñar e implementar, de manera eficiente, listas de verificación electrónicas que ayuden a cumplir todas las medidas de seguridad establecidas para el transporte seguro de cargas peligrosas. Por tierra, mar y aire.
Una de estas opciones es la Lista de Verificación de Mercancías Peligrosas de DataScope, diseñada para realizar esta tarea con máximos niveles de atención, cuidado y eficiencia.
Esta solución permite un control estricto de variables tales como características de la carga, riesgos potenciales, medidas necesarias de mitigación/prevención de accidentes, calendarización de tareas de mantenimiento, emisión de alertas o advertencias y elaboración de informes, entre otras múltiples opciones.
Todo ello incrementa la eficiencia operativa de las empresas de transporte, maximizar los niveles de salud y seguridad de quienes trabajan en estos entornos y ayuda a proteger el medio ambiente.