¿Cuáles son los riesgos de trabajar en cámaras de frío?

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La utilización de las cámaras de frío, vitales para la inocuidad y seguridad alimentarias, conlleva una serie de peligros asociados para la fuerza laboral, los cuales requieren la implementación rigurosa y oportuna de diversas medidas preventivas.

Las cadenas de frío son uno de los principales eslabones de los procesos industriales modernos, especialmente en el estratégico sector alimentario. De hecho, son indispensables para garantizar la operatividad y competitividad de todas las empresas que trabajan con productos perecibles, como carnes, pescados, verduras, frutas y lácteos, entre otros.

Para dicho sector, contar con un sistema de refrigeración eficiente es vital en términos de seguridad, higiene y competitividad; y su presencia puede ir desde pequeños congeladores y vitrinas de venta, hasta grandes cámaras frigoríficas.

Esto supone contar con una extensa fuerza laboral especializada, que debe trabajar en condiciones de temperaturas extremadamente bajas. Consecuentemente, cada uno de sus integrantes está permanentemente expuesto a diversos tipos de riesgos, que pueden afectar y deteriorar su salud, tanto en el ámbito físico, como mental y social.

En primer término, trabajar en cámaras de frío puede favorecer la aparición de enfermedades relacionadas con el frío, como gripe, bronquitis o influenza, y agravar enfermedades crónicas que el trabajador ya posea o desconozca.

Además, puede facilitar la ocurrencia de otros incidentes como accidentes laborales asociados a la exposición al frío en ambientes industriales; caídas a causa de pisos mojados o congelados; intoxicaciones provocadas por gases refrigerantes u otras sustancias químicas propias del proceso de refrigeración; e incluso choques o colisiones entre equipos de carga o transporte. 

Marco legal

En Chile, la exposición ocupacional al frío está regulada por el Decreto Supremo N°594 del Ministerio de Salud, publicado en el Diario Oficial el 29/04/2000.

En su artículo 99, este cuerpo legal señala que “se entiende como exposición al frío las combinaciones de temperatura y velocidad del aire que logren bajar la temperatura profunda del cuerpo del trabajador a 36°C, o menos, siendo 35°C la temperatura mínima admitida para una sola exposición ocasional”.

El mismo cuerpo legal, establece en su artículo 100, que “a los trabajadores expuestos al frío debe proporcionárseles ropa adecuada, la cual no debe ser muy ajustada y, además, debe ser fácilmente desabrochable y sacable”.

Del mismo modo, la normativa establece que la ropa exterior utilizada por quienes trabajan en estas condiciones, debe ser de material aislante.

A continuación, el artículo 101 dispone que “en los casos de peligro por exposición al frío, deben alternarse períodos de descanso en zonas temperadas, o con trabajos adecuados”. 

Finalmente, el artículo 102, dispone que “las cámaras frigoríficas deben contar con sistemas de seguridad y de vigilancia adecuados, que faciliten la salida rápida del trabajador en caso de emergencia”.

Peligros para el trabajador

Los efectos negativos más característicos de la continua exposición al frío, en un ambiente laboral industrial, pueden ser muy diversos.

Los más generalizados y directos son incomodidad, deterioro de la ejecución física y manual de las tareas realizadas, y sensación de adormecimiento en manos, pies, mejillas, nariz y orejas.

A su vez, las consecuencias más graves serían la congelación de las extremidades e hipotermia (enfriamiento general del cuerpo, provocado por la pérdida de calor corporal, y que en casos extremos puede provocar la muerte).

Riesgo de estrés térmico

Como el trabajo al interior de una cámara frigorífica implica estar expuesto en forma constante a muy bajas temperaturas, es importante recordar que el cuerpo humano genera energía a través de reacciones bioquímicas basadas en los compuestos que forman los alimentos y el oxígeno del aire inhalado.

Gran parte de esta energía es calórica, lo cual permite mantener constante la temperatura del organismo. Por ello, cuando el flujo de calor cedido a un ambiente helado es excesivo, la temperatura del cuerpo baja, y aparece lo que se conoce como “riesgo de estrés térmico por frío”.

En este escenario, el cuerpo pone en funcionamiento una serie de mecanismos para aumentar la generación interna de calor. Estos son la “tiritera” o espasmos corporales que generan el calor necesario para compensar la pérdida de temperatura interior; y la vasoconstricción, que trata de disminuir el flujo de sangre a la superficie del cuerpo.

Por ello, cuando las condiciones de trabajo en cámaras frigoríficas hacen imposible eliminar los riesgos mediante los mecanismos propios del cuerpo, es necesario evaluarlas y modificarlas, hasta alcanzar niveles aceptables para la salud y seguridad de los trabajadores.

Este objetivo puede alcanzarse, estableciendo, por ejemplo, listas de verificación que reconozcan los principales riesgos asociados a estos ambientes laborales. A partir de ellas pueden determinarse las acciones preventivas pertinentes. Tarea que también puede hacerse con el apoyo de aplicaciones y softwares especializados.

Medidas de prevención

Dada la gran cantidad de riesgos asociados al trabajo constante en cámaras frigoríficas, es fundamental aplicar diversas medidas preventivas, para este que pueda desarrollarse en condiciones seguras.

En primer término, se debe utilizar vestimenta apropiada, hecha de material término aislante, y que esté permanentemente bien asegurada. Con ello se consigue controlar y regular la pérdida de calor corporal, y equilibrar los cambios termohigrométricos propios de un ambiente frigorizado.

Para evaluar en forma correcta el riesgo por enfriamiento general que puede sufrir un trabajador si no utiliza la ropa apropiada, se aplica el denominado índice IREQ (Aislamiento requerido de la vestimenta). 

Este cuantifica el aislamiento térmico que debe proporcionar el vestuario laboral, tanto en trabajos en espacios interiores como en exteriores, para evitar la pérdida neta de calor del cuerpo que pudiese traducirse en enfriamiento general y riesgo de congelación o hipotermia.

El punto de partida de dicha evaluación son las medidas ambientales de temperatura, velocidad del aire, humedad, radiación y estimación de la carga metabólica.

Con este método se puede evaluar el estrés por frío, tanto en términos de enfriamiento general del cuerpo, así como también de enfriamiento local en las zonas del cuerpo más sensibles a las bajas condiciones térmicas como, por ejemplo, las extremidades y la cara.

En forma complementaria, se pueden usar sistemas electrónicos para medir la temperatura cutánea en manos, frente o muñecas, tal como se realiza actualmente para prevenir los contagios por COVID-19.

Otras medidas preventivas importantes a tener en cuenta para proteger la salud y seguridad de quienes trabajan en cámaras de frío son las siguientes:

  • Proteger las extremidades de los trabajadores, para evitar el enfriamiento localizado.
  • Seleccionar la vestimenta adecuada, para facilitar la evaporación de sudor.
  • Ingerir líquidos calientes, para recuperar la pérdida de energía calorífica.
  • Limitar el consumo de café, por su alto efecto diurético y modificador de la circulación sanguínea. Esto ayuda a minimizar las pérdidas de agua y, por lo tanto, de calor.
  • Utilizar ropa cortaviento, para reducir el efecto de la velocidad del aire (en aquellas zonas geográficas que además estén expuestas al frío ambiente).
  • Realizar reconocimientos médicos previos, para detectar disfunciones circulatorias, problemas dérmicos y enfermedades pre existentes que puedan agravarse por las condiciones laborales.
  • Sustituir la ropa humedecida en forma periódica, para evitar la congelación del agua secretada por sudoración corporal, y la consiguiente pérdida de energía calorífica.
  • Utilizar pantallas cortaviento en exteriores, y modificar los difusores de aire para reducir la velocidad del aire al interior de las cámaras.
  • Disminuir el tiempo de permanencia en ambientes fríos aplicando turnos ágiles, para minimizar la pérdida de calor.
  • Controlar el ritmo de trabajo, para que la carga metabólica sea suficiente y no supere un valor que genere sudoración excesiva.
  • Adecuar las ropas, el calzado u otros efectos personales que lleve el trabajador, especialmente en el tiempo de trabajo en las cámaras de frío.
  • Intercalar tiempos de descanso suficientes cuando se manipula carga.
  • Favorecer una alimentación adecuada, para evitar hipoglucemias por alto consumo energético o por frío.
  • Mecanizar el trabajo manual pesado.
  • Respetar los tiempos normados de permanencia en cámaras frigoríficas, pues la exposición al frío produce movimientos más torpes, falta de destreza y de concentración, lo cual contribuye a aumentar el riesgo de accidentes.
  • Asegurarse de que cualquier persona que trabaje en una cámara frigorífica pueda siempre salir de ella, instalando puertas que puedan abrirse desde el interior y exterior.
  • Ingresar a una cámara siempre bajo supervisión de otro trabajador.
  • Instalar al exterior de la cámara señales de alarma audibles y luminosas.
  • Proteger a los trabajadores contra el riesgo de resbalamiento por acumulación de hielo en las superficies (cristalización), con el uso de calzado anti deslizante.
  • Practicar limpieza, desinfección y esterilización constante del material, superficies y equipos.


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Sobre el autor

Francisco Gonzalez

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